El partido más esperado dejó gusto a nada
En la cancha de Boxing, equipo que ayer hizo las veces de visitante en su propia cancha, el duelo más esperado de la fecha se convirtió, inesperadamente, en uno de los partidos más aburridos que se han podido ver hasta el momento en el Torneo Oficial de la Liga de Fútbol Sur. Las piernas parecieron temblar en el campo de juego y los nervios de ambos lados hicieron que la primera prueba de fuego, para dos de los candidatos a obtener el campeonato, terminara sin goles. Algunos de los momentos de mayor intensidad del juego llegaron después de que Boca intentara inclinar la cancha sumando gente arriba, y sobre el cierre del encuentro, cuando Boxing sintió la desesperación de un partido que se iba y que le dejaba solamente una unidad. Fue nada más que una ráfaga, pero pudo haber significado también el tanto de la victoria. El grito de gol fue ahogado dos veces por el arquero Martínez, que se convirtió en figura sobre el cierre del cotejo. En el arranque del pleito, como es habitual, Boca RG y Boxing dedicaron algunos de los primeros minutos a estudiarse mutuamente, pero lo que parecía ser el desarrollo normal de un partido terminaría prolongándose más de la cuenta. Se puede decir que Boca tuvo momentos de mejor juego en la primera parte, teniendo en cuenta, claro, que ambos elencos estuvieron bastante atados.
Para los “xeneizes”, las mejores chances no llegaron por hilvanar buenas jugadas, sino ante todo por la insistencia y la cantidad de gente que sumaba al ataque. Y también iba emergiendo la figura del arquero albiverde, Claudio Garay, que apareció con buenas intervenciones en los momentos de mayor presión sobre su arco. Una de esas fue precisamente para subsanar el error de uno de sus compañeros en el fondo, cuando Cassín la entregó mal y la pelota fue interceptada por Fernández, quien sacó un violento disparo que fue enviado al córner por el uno. A Lucas Fernández se sumaba Mauro Rosales (homónimo del jugador de River) para comandar el ataque, agregando gente, pero sin lograr ser punzantes. No todo era azul y oro: una de las más claras que tuvo la primera mitad fue para Boxing, por intermedio de una apilada de Daniel Toledo. El “Noni” armó un jugadón en velocidad, se fue hasta el fondo y sacó un “centro de la muerte” que increíblemente desperdiciaría Mariano Matus, al pifiarle a la pelota frente al arco. El dueño de casa avisaba y también intimidaba; por eso Boca empezó a retroceder en el terreno de juego y -paradójicamente- a darle más vida a los albiverdes. Sólo cuando se escapó Lucas Fernández y fue derribado por Mario Surita al borde del área, el “xeneize” se pudo recomponer y volver a inquietar. A poco de que se fuera el primer tiempo, Fernández acusó una molestia y dejó el campo para el ingreso de López, pisando los 45 minutos. Con el buen arbitraje del local Eduardo Lugo, los 22 hombres demostraron un buen comportamiento dentro del campo de juego, salvando algún que otro roce. Se registraron sólo amonestaciones (en el primer parcial: Olguín y Rosales por el lado de Boca; Toledo por Boxing) y no hubo ninguna expulsión.
Vuelven de los vestuarios
El partido mejoró algo en la segunda mitad, pero también el viento se hizo sentir más intensamente, obligando a jugar por abajo en casi todo momento y favoreciendo en este caso a Boxing, que lo tenía a su favor. Y no era un dato menor, porque apoyándose en que las ráfagas lo beneficiaban el albiverde pudo generar algo más de volumen de juego, aunque por otro lado lo beneficiaba también el repliegue de las filas “xeneizes”. El arquero de Boca, Martínez, fue convirtiéndose en la explicación de que el dueño de casa no se hubiera puesto en ventaja hasta el momento, después de que los dirigidos por la dupla Velásquez-Toledo ganaron terreno con sus avances. El uno ganó lo que fue “el” duelo del partido contra el delantero Mariano Matus (a decir verdad, una de las pocas oportunidades claras), en un mano a mano impresionante que Martínez se anotó en su haber. Ya sobre el final, taparía otra pelota importantísima, esta vez en los pies de Cassín, minutos antes del pitazo del final. Boca tuvo también algunas oportunidades -de las pocas que pudo generar hasta pasada la mitad del segundo tiempo, ya que aparecía muy replegado en el terreno de juego-, y una de ellas fue un tiro al borde del área para la ejecución del zurdo Leandro Fernández, pero el hombre la envió afuera, muy cerca del palo derecho. Minutos después, lo entrenadores -que advirtieron la pobreza del juego- metieron mano al banco de suplentes para intentar darle nuevos aires a sus planteles.
Por el lado de Boca se fue Rosales, uno de los atacantes del elenco azul y oro, en su lugar entró Alexis Riquelme. Y por parte de Boxing, Simoes dejó la cancha para el ingreso de Aranda. Las oportunidades no abundaron, sobre todo aquellas con cierto grado de peligro, pero de todas maneras la pelota seguía rodando en el campo. El “xeneize” desperdició una buena contra, después de que Boxing quedara desguarecido al ejecutar un mal tiro libre: Leandro Fernández se llevó el esférico a toda velocidad y la abrió para Hancich, pero le faltó precisión y el “loco” no llegó nunca a encontrarse con el pase. El partido se fue diluyendo, sin que ninguno de los dos equipos en la cancha pudiera dar con su juego de ataque y en verdad todo lo que hubo fueron intentos. Los nervios y la presión a veces producen este tipo de mala pasada a los jugadores; ayer se vio dentro del campo a dos elencos muy contenidos -de seguro no dieron todo el potencial que tienen-, que en ningún momento se pudieron sacar las presiones de encima. El cruce entre los dos equipos, que habían completado sus dos primeras fechas con grandes goleadas y que viene constituyéndose en nuevo clásico, terminó por ser de una pobreza fuera de todos los pronósticos. De nada sirvió ayer la docena de goles en su haber, con la que ambos elencos llegaban a este compromiso. Fue la primera prueba de fuego (los dos tienen buenos planteles), tanto para albiverdes como para “xeneizes” en el torneo. El partido se esfumaba, sin que las alternativas aparecieran en ninguno de los dos arcos. Sobre el final, Boxing intentó darle más ritmo a las cosas, pero el empuje -casi desesperación, aunque un poco tarde- en nada habría de modificar el curso del partido, mucho menos el inamovible 0-0 de la fría tarde de ayer. El encuentro que había despertado todas las expectativas durante la semana y que ayer las había incumplido a lo largo de los 90 minutos de juego, llegaba a su fin con el resultado más árido de todos.
LA OPINION AUSTRAL
En la cancha de Boxing, equipo que ayer hizo las veces de visitante en su propia cancha, el duelo más esperado de la fecha se convirtió, inesperadamente, en uno de los partidos más aburridos que se han podido ver hasta el momento en el Torneo Oficial de la Liga de Fútbol Sur. Las piernas parecieron temblar en el campo de juego y los nervios de ambos lados hicieron que la primera prueba de fuego, para dos de los candidatos a obtener el campeonato, terminara sin goles. Algunos de los momentos de mayor intensidad del juego llegaron después de que Boca intentara inclinar la cancha sumando gente arriba, y sobre el cierre del encuentro, cuando Boxing sintió la desesperación de un partido que se iba y que le dejaba solamente una unidad. Fue nada más que una ráfaga, pero pudo haber significado también el tanto de la victoria. El grito de gol fue ahogado dos veces por el arquero Martínez, que se convirtió en figura sobre el cierre del cotejo. En el arranque del pleito, como es habitual, Boca RG y Boxing dedicaron algunos de los primeros minutos a estudiarse mutuamente, pero lo que parecía ser el desarrollo normal de un partido terminaría prolongándose más de la cuenta. Se puede decir que Boca tuvo momentos de mejor juego en la primera parte, teniendo en cuenta, claro, que ambos elencos estuvieron bastante atados. Para los “xeneizes”, las mejores chances no llegaron por hilvanar buenas jugadas, sino ante todo por la insistencia y la cantidad de gente que sumaba al ataque. Y también iba emergiendo la figura del arquero albiverde, Claudio Garay, que apareció con buenas intervenciones en los momentos de mayor presión sobre su arco. Una de esas fue precisamente para subsanar el error de uno de sus compañeros en el fondo, cuando Cassín la entregó mal y la pelota fue interceptada por Fernández, quien sacó un violento disparo que fue enviado al córner por el uno. A Lucas Fernández se sumaba Mauro Rosales (homónimo del jugador de River) para comandar el ataque, agregando gente, pero sin lograr ser punzantes. No todo era azul y oro: una de las más claras que tuvo la primera mitad fue para Boxing, por intermedio de una apilada de Daniel Toledo. El “Noni” armó un jugadón en velocidad, se fue hasta el fondo y sacó un “centro de la muerte” que increíblemente desperdiciaría Mariano Matus, al pifiarle a la pelota frente al arco. El dueño de casa avisaba y también intimidaba; por eso Boca empezó a retroceder en el terreno de juego y -paradójicamente- a darle más vida a los albiverdes. Sólo cuando se escapó Lucas Fernández y fue derribado por Mario Surita al borde del área, el “xeneize” se pudo recomponer y volver a inquietar. A poco de que se fuera el primer tiempo, Fernández acusó una molestia y dejó el campo para el ingreso de López, pisando los 45 minutos. Con el buen arbitraje del local Eduardo Lugo, los 22 hombres demostraron un buen comportamiento dentro del campo de juego, salvando algún que otro roce. Se registraron sólo amonestaciones (en el primer parcial: Olguín y Rosales por el lado de Boca; Toledo por Boxing) y no hubo ninguna expulsión.
Vuelven de los vestuarios
El partido mejoró algo en la segunda mitad, pero también el viento se hizo sentir más intensamente, obligando a jugar por abajo en casi todo momento y favoreciendo en este caso a Boxing, que lo tenía a su favor. Y no era un dato menor, porque apoyándose en que las ráfagas lo beneficiaban el albiverde pudo generar algo más de volumen de juego, aunque por otro lado lo beneficiaba también el repliegue de las filas “xeneizes”. El arquero de Boca, Martínez, fue convirtiéndose en la explicación de que el dueño de casa no se hubiera puesto en ventaja hasta el momento, después de que los dirigidos por la dupla Velásquez-Toledo ganaron terreno con sus avances. El uno ganó lo que fue “el” duelo del partido contra el delantero Mariano Matus (a decir verdad, una de las pocas oportunidades claras), en un mano a mano impresionante que Martínez se anotó en su haber. Ya sobre el final, taparía otra pelota importantísima, esta vez en los pies de Cassín, minutos antes del pitazo del final. Boca tuvo también algunas oportunidades -de las pocas que pudo generar hasta pasada la mitad del segundo tiempo, ya que aparecía muy replegado en el terreno de juego-, y una de ellas fue un tiro al borde del área para la ejecución del zurdo Leandro Fernández, pero el hombre la envió afuera, muy cerca del palo derecho. Minutos después, lo entrenadores -que advirtieron la pobreza del juego- metieron mano al banco de suplentes para intentar darle nuevos aires a sus planteles.
Por el lado de Boca se fue Rosales, uno de los atacantes del elenco azul y oro, en su lugar entró Alexis Riquelme. Y por parte de Boxing, Simoes dejó la cancha para el ingreso de Aranda. Las oportunidades no abundaron, sobre todo aquellas con cierto grado de peligro, pero de todas maneras la pelota seguía rodando en el campo. El “xeneize” desperdició una buena contra, después de que Boxing quedara desguarecido al ejecutar un mal tiro libre: Leandro Fernández se llevó el esférico a toda velocidad y la abrió para Hancich, pero le faltó precisión y el “loco” no llegó nunca a encontrarse con el pase. El partido se fue diluyendo, sin que ninguno de los dos equipos en la cancha pudiera dar con su juego de ataque y en verdad todo lo que hubo fueron intentos. Los nervios y la presión a veces producen este tipo de mala pasada a los jugadores; ayer se vio dentro del campo a dos elencos muy contenidos -de seguro no dieron todo el potencial que tienen-, que en ningún momento se pudieron sacar las presiones de encima. El cruce entre los dos equipos, que habían completado sus dos primeras fechas con grandes goleadas y que viene constituyéndose en nuevo clásico, terminó por ser de una pobreza fuera de todos los pronósticos. De nada sirvió ayer la docena de goles en su haber, con la que ambos elencos llegaban a este compromiso. Fue la primera prueba de fuego (los dos tienen buenos planteles), tanto para albiverdes como para “xeneizes” en el torneo. El partido se esfumaba, sin que las alternativas aparecieran en ninguno de los dos arcos. Sobre el final, Boxing intentó darle más ritmo a las cosas, pero el empuje -casi desesperación, aunque un poco tarde- en nada habría de modificar el curso del partido, mucho menos el inamovible 0-0 de la fría tarde de ayer. El encuentro que había despertado todas las expectativas durante la semana y que ayer las había incumplido a lo largo de los 90 minutos de juego, llegaba a su fin con el resultado más árido de todos.
LA OPINION AUSTRAL
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