La victoria de ayer no hizo más que confirmar la gran campaña de Boca RG en el certamen, en el cual sigue primero, ahora con 34 puntos, producto de 11 victorias, 1 empate y 1 derrota. El ABC, que perdió por segunda vez en su cancha por torneos locales, se quedó con 29 unidades, gracias 9 triunfos y 2 igualdades.
El elenco azul y oro ganó con justicia, porque fue el equipo más claro e incisivo a partir de la figura del delantero Raúl Becerra, autor de tres goles, bien acompañado por el volante central Diego Sandoval en la recuperación y el arquero Eduardo Martínez, que en el primer tiempo tapó cuatro goles prácticamente hechos.
En esa primera parte, cuando el esférico pasó por los pies de Becerra, Leandro Fernández (cuyo rendimiento fue de menor a mayor) y Sebastián Luna, el visitante marcó por momentos una clara diferencia, pero, paradójicamente, la figura casi excluyente fue el “Bocón” Martínez, quien volvió a demostrar por qué es el mejor en su puesto, por lejos, en toda la Liga Sur.
De hecho, en ese segmento inicial Boxing tuvo varias situaciones para definir ante el guardametas boquense. Sin embargo, no supo facturarlas. Por esta razón se fue al descanso abajo en el marcador.
Al que madruga…
De entrada nomás, a los 17 segundos de juego, Boca empezó a torcer el brazo de su rival. La gran cantidad de gente que se acercó hasta el estadio albiverde, de Fagnano y Provincias Unidas, todavía se estaba acomodando o buscando un buen sitio para seguir las alternativas del partido, cuando Becerra marcó el 1-0. El xeneize sacó del medio, hubo un toque del propio Becerra para el “Tigre” Carlos Rodríguez y un posterior pelotazo con destino al área boxinguista.
Con toda la defensa local dormida, el ex atacante de Hispano, que arrancó la jugada en el centro del campo, eludió al arquero Claudio Garay que tardó en salir a achicar, y con el arco a su merced estampó el 1-0.
Sin dudas que ese gol “desde el vestuario” fue un verdadero martillazo en el cuerpo de Boxing, que acusó el impacto y tuvo que empezar todo de nuevo. Es que, obviamente, ante una situación así (quedar abajo en el marcador antes del minuto 1), cualquier planteo táctico que pudieran haber pergeñado los técnicos, Daniel Toledo y Roberto Velásquez, se fue rápidamente a la papelera de reciclaje.
Una vez que pasó la conmoción y el público que se perdió el grito de Becerra por llegar nada más que 20 segundos tarde pedía urgente la repetición del gol, Boxing empezó a salir del fondo y poco a poco fue acorralando a su rival, hasta convertir en figura al “Bocón” Martínez.
Lenta y gradualmente, el toque en la mitad de la cancha y la pelota a ras del piso comenzaron a ser las armas preferidas del conjunto albiverde. No obstante, todo lo bueno que generaba Boxing hasta tres cuartos de cancha, se diluía en el área 18.
Así, con el ABC yendo al frente (a veces de manera desordenada) y un Boca bien agrupado en defensa, y esperando agazapado para meter otro zarpazo de contra, se fue diluyendo ese primer tiempo, en el que Boxing no mereció irse al descanso con las manos vacías. Pero se sabe que en el fútbol gana el que hace los goles en el arco contrario, no hay otra.
Se va la segunda
En el segundo tiempo Boxing arrancó un poco mejor, recuperó el dominio de la pelota, y sus hombres creativos se acordaron de hacer lo que más les convenía y mejor saben hacer: jugar y hacer jugar a los delanteros. Con Gustavo Díaz como gestor de todos los avances, el local se fue acercando a los dominios de Martínez. En este comienzo de recuperación albiverde también fueron importantes las levantadas de Daniel “Noni” Toledo y Mario Triviño, dos chicos virtuosos, pero con muchas lagunas.
Fruto de ese mejor andar, Boxing consiguió el empate a los 15 minutos, gracias a su capitán Gustavo Díaz, quien con su conquista le llevó tranquilidad a sus hinchas y al cuerpo técnico, que ya empezaba a ponerse nervioso.
La bisagra
Luego del empate parcial y con media hora por delante, el dueño de casa se fue con todo en procura de alcanzar una victoria que lo devolviera a lo más alto de la tabla. Pero, en cuestión de 2 minutos, el cuadro anfitrión recibió otros dos mazazos, de los que ya no se pudo recuperar.
A los 23, Abel Simoes se excedió y dejó a su equipo con un hombre menos, y tras cartón Leandro Fernández clavó la pelota en el ángulo para el 2-1 de Boca RG.
Sin tiempo para ensayar una reacción, el ABC recibió el golpe de gracia a los 31 minutos, cuando Becerra, la gran figura de la cancha, estampó el 3-1, haciendo delirar a la parcialidad xeneize, que en buen número se acercó hasta el campo de juego boxinguista.
Con Becerra haciéndose un festín ante una defensa desorientada y al borde de un ataque de nervios, Boca se puso 4-1 con una buena definición de Mauro Rosales.
Dispuesto a vender cara su derrota, el equipo de la dupla Toledo-Velásquez siguió atacando, pero lo hizo a tontas y a ciegas. El local parecía ese típico boxeador “borracho” que, sabiéndose perdedor en las tarjetas, avanza con la guardia baja y apostando todo a una sola mano. Sin embargo, el equipo de Rapalín lo terminó de poner KO con otra aparición de Becerra, que así parecía completar una tarde soñada: tres goles en un mismo partido, figura de la cancha y, de yapa, le amargaba el campeonato al equipo rival de toda la vida.
LA OPINION AUSTRAL
El elenco azul y oro ganó con justicia, porque fue el equipo más claro e incisivo a partir de la figura del delantero Raúl Becerra, autor de tres goles, bien acompañado por el volante central Diego Sandoval en la recuperación y el arquero Eduardo Martínez, que en el primer tiempo tapó cuatro goles prácticamente hechos.
En esa primera parte, cuando el esférico pasó por los pies de Becerra, Leandro Fernández (cuyo rendimiento fue de menor a mayor) y Sebastián Luna, el visitante marcó por momentos una clara diferencia, pero, paradójicamente, la figura casi excluyente fue el “Bocón” Martínez, quien volvió a demostrar por qué es el mejor en su puesto, por lejos, en toda la Liga Sur.
De hecho, en ese segmento inicial Boxing tuvo varias situaciones para definir ante el guardametas boquense. Sin embargo, no supo facturarlas. Por esta razón se fue al descanso abajo en el marcador.
Al que madruga…
De entrada nomás, a los 17 segundos de juego, Boca empezó a torcer el brazo de su rival. La gran cantidad de gente que se acercó hasta el estadio albiverde, de Fagnano y Provincias Unidas, todavía se estaba acomodando o buscando un buen sitio para seguir las alternativas del partido, cuando Becerra marcó el 1-0. El xeneize sacó del medio, hubo un toque del propio Becerra para el “Tigre” Carlos Rodríguez y un posterior pelotazo con destino al área boxinguista.
Con toda la defensa local dormida, el ex atacante de Hispano, que arrancó la jugada en el centro del campo, eludió al arquero Claudio Garay que tardó en salir a achicar, y con el arco a su merced estampó el 1-0.
Sin dudas que ese gol “desde el vestuario” fue un verdadero martillazo en el cuerpo de Boxing, que acusó el impacto y tuvo que empezar todo de nuevo. Es que, obviamente, ante una situación así (quedar abajo en el marcador antes del minuto 1), cualquier planteo táctico que pudieran haber pergeñado los técnicos, Daniel Toledo y Roberto Velásquez, se fue rápidamente a la papelera de reciclaje.
Una vez que pasó la conmoción y el público que se perdió el grito de Becerra por llegar nada más que 20 segundos tarde pedía urgente la repetición del gol, Boxing empezó a salir del fondo y poco a poco fue acorralando a su rival, hasta convertir en figura al “Bocón” Martínez.
Lenta y gradualmente, el toque en la mitad de la cancha y la pelota a ras del piso comenzaron a ser las armas preferidas del conjunto albiverde. No obstante, todo lo bueno que generaba Boxing hasta tres cuartos de cancha, se diluía en el área 18.
Así, con el ABC yendo al frente (a veces de manera desordenada) y un Boca bien agrupado en defensa, y esperando agazapado para meter otro zarpazo de contra, se fue diluyendo ese primer tiempo, en el que Boxing no mereció irse al descanso con las manos vacías. Pero se sabe que en el fútbol gana el que hace los goles en el arco contrario, no hay otra.
Se va la segunda
En el segundo tiempo Boxing arrancó un poco mejor, recuperó el dominio de la pelota, y sus hombres creativos se acordaron de hacer lo que más les convenía y mejor saben hacer: jugar y hacer jugar a los delanteros. Con Gustavo Díaz como gestor de todos los avances, el local se fue acercando a los dominios de Martínez. En este comienzo de recuperación albiverde también fueron importantes las levantadas de Daniel “Noni” Toledo y Mario Triviño, dos chicos virtuosos, pero con muchas lagunas.
Fruto de ese mejor andar, Boxing consiguió el empate a los 15 minutos, gracias a su capitán Gustavo Díaz, quien con su conquista le llevó tranquilidad a sus hinchas y al cuerpo técnico, que ya empezaba a ponerse nervioso.
La bisagra
Luego del empate parcial y con media hora por delante, el dueño de casa se fue con todo en procura de alcanzar una victoria que lo devolviera a lo más alto de la tabla. Pero, en cuestión de 2 minutos, el cuadro anfitrión recibió otros dos mazazos, de los que ya no se pudo recuperar.
A los 23, Abel Simoes se excedió y dejó a su equipo con un hombre menos, y tras cartón Leandro Fernández clavó la pelota en el ángulo para el 2-1 de Boca RG.
Sin tiempo para ensayar una reacción, el ABC recibió el golpe de gracia a los 31 minutos, cuando Becerra, la gran figura de la cancha, estampó el 3-1, haciendo delirar a la parcialidad xeneize, que en buen número se acercó hasta el campo de juego boxinguista.
Con Becerra haciéndose un festín ante una defensa desorientada y al borde de un ataque de nervios, Boca se puso 4-1 con una buena definición de Mauro Rosales.
Dispuesto a vender cara su derrota, el equipo de la dupla Toledo-Velásquez siguió atacando, pero lo hizo a tontas y a ciegas. El local parecía ese típico boxeador “borracho” que, sabiéndose perdedor en las tarjetas, avanza con la guardia baja y apostando todo a una sola mano. Sin embargo, el equipo de Rapalín lo terminó de poner KO con otra aparición de Becerra, que así parecía completar una tarde soñada: tres goles en un mismo partido, figura de la cancha y, de yapa, le amargaba el campeonato al equipo rival de toda la vida.
LA OPINION AUSTRAL
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